Nada nuevo. Todo nuevo. Lo de Manuel.

Sara Bamba
3 min readFeb 2, 2018

(Escrito en agosto 2017)

Hace meses pensé en abrir un blog para hablar de narrativa digital y audiovisual (en el caso de que en el presente no sean la misma cosa). En cualquier caso, he esperado todo este tiempo hasta que hubiera algo que realmente me impulsase a escribir e inaugurarlo. Por fin ese algo llegó ayer en la forma de Manuel Bartual y “su hilo”.

Para quien aún no lo sepa, este escritor y editor inició un hilo en Twitter durante sus vacaciones en el que ha ido narrando en un hilo sucesos en relación con su doppelganger. Estos sucesos han ido acompañados de fotografías y vídeos que han dado lugar a un relato seriado a medio camino entre Spike Jonze, La guerra de los mundos y The Blair Witch Project. El resultado ha sido un montón de personas enganchadas, 200.000 nuevas almas que le siguen en su cuenta, personas famosas que han interactuado con su historia y un hueco en los periódicos de hoy.

En mi caso particular, anoche no me podía dormir por el calor y porque estaba siguiendo este hilo. Durante todas esas horas de sudor e intriga, fui revisando en mi base de datos mental y pensé en cómo el idioma y la escritura aparecieron siempre por una necesidad. Y cómo después, irremediablemente, surgió la necesidad de narrar para explicar el mundo, para pertenecer, para recordar, para satisfacer a su vez otras necesidades, las más abstractas, probablemente. Esto es algo que demostraba empíricamente en las clases de lengua que impartía en 1º de ESO y era siempre uno de los momentos estrella del curso.

Muchas personas se preguntan el porqué de esta fascinación repentina y se cuestionan, incluso con malestar, el revuelo que han provocado todos estos tuits, lo que no hace sino confirmar que es un auténtico fenómeno narrativo con mucha complejidad.

Vivimos una época en la que necesitamos la narración para sobrevivir. Cada vez tenemos más información del mundo grotesco en el que vivimos (conformado ahora por dos mundos:el “real” y el virtual), lo que nos hace reescribirnos continuamente para seguir tratando de entender esa realidad, la que no nos gusta y la que nos fascina.

Por eso el hilo de Manuel nos remite a la esencia desde la tecnología. La literatura como fenómeno de masas, aglutinadora, divertimento y reflexión. Eso y todo lo que hay alrededor: fans, detractores, publicidad, alguien que afirma haberlo hecho antes, el oportunismo, la reflexión, el azar…la vida.

Estamos ante la capacidad de generar interés, que es clave en la literatura, el doppelganger, un leitmotiv por excelencia, la metaficción, ese terreno que siempre nos acaba llevando al bucle conceptual, a la estructura de cajas chinas interminables, al infinito, como lo es el universo o lo parece Internet.

Estamos también ante la mezcla de narrativas y de formatos. Así que, probablemente, aunque nuestro consciente desconozca la tradición escrita y oral, nuestro imaginario las conoce perfectamente. Por eso mismo, todos estos factores y muchos otros podrían ser la clave de su éxito porque, al final, somos seres humanos que necesitamos narrar y que nos narren .Y, por supuesto, necesitamos estar entretenidos, qué duda cabe.

Quienes se burlan o le dicen airadamente que si Manuel Bartual ha inventado la novela y que sus lectores (porque sí, somos lectores de una narración en toda regla) pasaríamos a ser prácticamente borregos, supongo que son las mismas personas que siempre han vivido a lo largo de la historia en una élite cultural inalcanzable ávida de magdalenas y de recorridos inefables por la ciudad de Dublín. Justo esto me trae ahora un bonito recuerdo y es que en la hora de biblioteca les dejaba a mi alumnado leer lo que quisieran: novelas, cómics, periódicos deportivos… lo importante era el acto de leer, simplemente. Y para mí, “lo de Manuel” es literatura, le pese a quien le pese.

Está a punto de comenzar un nuevo curso. Si aún siguiera siendo profesora, empezaría las clases de este año con este hilo y hablaría de todas estas cosas con el alumnado y de muchas más que me plantearían y en las que yo ni siquiera habría reparado. Ya no soy profesora y eso me llena de nostalgia y de preguntas cada septiembre. Aunque ya no compartiré tu hilo en un aula, gracias, Manuel, por haberme permitido imaginar cómo hubiera sido esa clase.

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